jueves, 13 de febrero de 2014




MI AMIGO GAY


Como toda soltera moderna , mi mejor amigo es gay. Nos conocemos desde la facultad y es una de las personas más buena y geniales que conozco. El me llama cariñosamente “Puti” y yo a él “Mi lexatin con patas”. Tenemos esa confianza y cercanía tan difícil de conseguir  y que tanto bien me hace. Así como existen personas que te roban la energía, él es capaz de transmitírtela aun estando a cientos de kilómetros.






Estoy convencida que él, al igual que yo equivocamos la carrera. Si yo debería haber sido periodista, el debería haber sido psicólogo. Yo no tengo claro que tal periodista hubiese sido, pero estoy segurísima que él hubiese sido  un maravilloso psicólogo. Es de ese tipo de personas que tienen la capacidad de llegar a todo el mundo: desde el niño de  6 años, hasta la anciana de 80.


Tenemos muchas cosas en común; sobre todo nuestra pasión  por la moda y  los chulazos , así como  nuestro gusto por la estética y todo lo que huela a diseño. Esto último por simple deformación profesional.

También nos unen nuestras adiciones: mientras él es zapatoadicto, yo soy bolsoadicta. Los dos estamos de acuerdo que estas adiciones esconden carencias , pero no nos flagelamos por ello sino que  las aceptamos plenamente , loreal porque nosotros lo valemos. Como el mismo  dice   los enfermos no somos nosotros sino  los demás, porque aquel que no sucumba a la llamada de la diosa publicidad , para que engañarnos, algo raro le pasa.

Gracias a él he descubierto el ambiente gay: desde los locales más “in” donde van los guapos tipo  Jesús Vazquez  a los antros de transformistas rollo Carmen de Mairena .En todos ellos nos hemos divertido mucho.

Dos veces  al año quedamos para hacer terapia presencial mientras nos recorremos  el centro de Madrid o nos asoleamos en la playa. Aprovechamos para  hablar de lo humano y lo divino y nos reímos de todo y de todos. Nos imaginamos que somos tan sumamente cool que algún día cerrarán una de esas tiendas de Serrano  ,en las que solo nos atrevemos a mirar el  escaparate, solo  para nosotros dos.



El resto del tiempo , nos seguimos por Facebook, donde el escribe poéticas y enigmáticas frases y yo escribo un poco lo que me sale de dentro  ese día. De vez en cuando hacemos  partylines telefónicos en los cuales, por regla general ,yo le hablo de mis múltiples crisis existenciales y el me psicoanaliza. Me dice maliciosamente que yo quiero ser Carrie Brawdsah  pero que me quedo en Briget Jones. Me temo que no puedo más que darle la razón.

Mi amigo tiene la teoría de que hasta los cuarenta no aparecerá el amor de nuestra vida, y que hasta ese momento es necesario pasar  por varias pruebas y errores  que nos preparán para el acierto. Le digo, que sinceramente, yo  ya empiezo a estar un poco cansada de tanto experimento.





También he aprendido que los gays  tienen los mismos problemas a nivel sentimental que un heterosexual cualquiera. Esto último es sin duda lo que más me ha podido llamar la atención ;y lo que ha hecho que no de rienda suelta a mis posibles instintos lésbicos. Porque haciendo un ejercicio de introspección crítica, si ya me es difícil conectar con un hombre , me imagino la locura que tiene que ser intentarlo con otra como yo.

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