martes, 11 de febrero de 2014




EL DÍA QUE DESCUBRÍ QUE ERA MAYOR



Vale que no fue un día concreto  a una hora determinada. Pero si es cierto que llega un momento en el que  no puedes más que constatar  tal hecho  y preguntarte….. ¿Como he llegado yo hasta aquí?


Cuando me preguntaban de pequeña que quería ser de mayor nunca sabía que contestar.
 A no ser una etapa en la que, mientras todas las niñas querían ser modelos, yo quería ser presentadora de Informe Semanal. Yo siempre fui una  niña un poco resabiada  y me gustaba marcar las diferencias.
El problema es que creo que a día de hoy tampoco tengo claro que lo sepa,  esto ya no es tan encantador sino bastante preocupante pensareis. Puede ,pero al menos me he dado cuenta del motivo: lo que yo no quiero es ser mayor.






Me di cuenta que oficialmente era mayor después de ver varias convocatorias y  becas ,en las que el límite de edad eran  los 35 años. Llegué a la conclusión que en nuestra  sociedad actual  pasas de ser joven  a ser jubilada; si perteneces a una de estos dos grupos  se supone que tienes ayudas estatales en un caso, y tu  pensión en el otro. Si estas en esa especie de limbo vital que hay en medio parece ser  que no tienes derecho a nada, solo a producir, y si la crisis te deja.

Esta fue la primera señal de alarma, pero aún quedaban otras .

Acudo a mi médico de cabecera a recoger unos análisis rutinarios y muy serio me dice que tengo colesterol, y del malo.¿Colesterol? pregunto extrañada,¿ y del malo? repito incrédula. Bueno pero si hay dos tipos, rollo el ying y el yang, ¿uno compensará al otro no?.
Acostumbrado a mis salidas de madre ni se molesta en contestarme y me extiende una receta. Eso si, mi colesterol no es producido por mis malos hábitos, sino por la madre genética. El buen hombre debe pensar que eso me animará, o por lo menos hará que no me flagele aún más. Que poco me conoce……

Con la moral algo tocada  salgo de la consulta y de repente se cruza un balón en mi trayectoria. Al otro lado de la calle un mofletudo niño me suelta a bocajarro: ¿ Señora, me pasa el balón?.
 Vale que yo a su edad tampoco concebía la vida más allá de los treinta , pero eso no evita que mi primer pensamiento  sea rajárselo sin más.

Ya bastante deprimida decido someterme a la terapia de choque femenina más universalmente conocida, y que en pocas ocasiones falla: ir decompras.
Pero mi gran error es hacer una primera parada en una perfumería  a comprar una hidratante. Con la crema hidratante la amable dependienta me da una muestra de contorno de ojos para las patas de gallo, y otra de noche para la tez apagada, y ya puestos esta nueva  para  la celulitis , y otra de  un serum iluminador muy bueno …….Cuando las lágrimas empiezan a agolparse en mis ojos, pregunto tímidamente:¿ tan mal me ves?.
Muy resolutiva me responde: No mujer ,pero tenemos una edad en la que hay que empezar a cuidarse. No puedo más que pensar que esto se lo dice a todas “las de nuestra edad”.Aunque pienso en decirle que me importa un rábano la edad que tiene ella, que estoy intentando olvidar la mía y que se puede meter las muestras por donde le quepan; únicamente le suelto un escueto “gracias” y echo a correr hacia la puerta.

Esa misma noche me reuno con mis amigos más fiesteros, los conozco desde hace mucho pero nos vemos solo una o dos veces al año. Estoy segura que ellos si sabrán como animarme. Pero la cena se convierte en una especie de rémora de cuando esas cenas acababan a las once de la mañana del día siguiente, borrachos como cubas . Bonito día para ponerse nostálgicos.




No  hay marcha atrás, pienso, soy  irremediablemente mayor . 

Ya en casa, me espera el que  en ese momento,  tengo la ilusión que sea el padre de mis hijos. Entre gimoteos le cuento lo acontecido para acabar con un lacónico: ¡Soy vieja!. “Puede” me responde  él,” pero eres mi vieja”. Entonces  se me olvida mi horrible día, le beso, y doy gracias a Dios  por la sencillez bien entendida de algunos  hombres. No puedo más que recordar  lo que decía  Oscar Wilde: no se quiere a alguien por su apariencia, sino porque canta una canción que solo tú puedes escuchar. 



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