miércoles, 14 de enero de 2015

MAMÁ QUIERO SER HIPSTER

Ocurrió hace un tiempo, un día me levanté queriendo ser hipster. Teniendo en cuenta mi naturaleza voluble e inconstante también me podría haber dado por querer ser mormona, vegana;  o peor aún, de las juventudes del pp. Como  Concha Velasco yo también pensaba que había dos clases de gente en el mundo: los hipster y todos los demás.

Yo pensaba que me sería fácil, porque cumplía a priori muchos de los preceptos básicos del hipsterismo o hipsterología, a saber: había estudiado historia del arte ,a mi pesar tenía que llevar  gafapasta,  me fascinaba la ropa vintage, era buena con el diy, leía aMurakami, creía que Björk era una Diosa, era fan acérrima de de la serie Girls,  en un momento de mi vida había querido ser fotógrafa ; y siempre que podía soltaba lo de “Me gustaban  antes de que se volvieran geniales”.


Lo primero que hice fue comentárselo a un amigo, al que sabía que como poco les tiene cierta adversión, por eso de tener una segunda opinión. Me soltó una disertación sobre que los hipster ni eran ni tribu ni eran ná ,  que si eran unos  snobs  que culturalmente no habían aportado nada, que tenían una ideología neoliberal . Y que incluso por su culpa había desaparecido el movimiento okupa,  al tomar muchos barrios de las grandes ciudades con sus  estúpidas tiendas de cupcakes  y librerías cuquis .Vamos que sólo le faltó acusarles del cambio climático.

A pesar de esta crítica despiadada, yo que soy de ideas fijas , seguí con mi próposito. Me hice con una bici de piñón fijo….y a partir de ese momento  la bici pasó a ser parte de mi ser. No me subía en ella, pero iba con ella a todos lados. Claro que viviendo en un pueblo de 15.000 habitantes en el que la panadería más lejana está a 200  metros, para que os voy a engañar; queda un poco ridículo.


Con la ropa no tuve muchos problemas. Rescaté del desván los vestidos floreados de mi abuela, adopté el outfit cebolla y ya nunca más me quité las doctor martens. Con el pelo ya fue otra historia, yo pensé que con dejar de usar champú  y no peinarlo sería suficiente.Craso error, resulta que tuve que ir a una  peluquería guay para que me hiciesen un corte pixie; o eso dijo la peluquera, aunque a mi sinceramente aquel flequillo me parecía el fruto de un encontronazo con una cabra furiosa.



Empecé a beber café a todas las horas, pero no os creaís que cualquier café. Un café de esos de precio justo, preparado con un minucioso proceso en cafeterías donde me reunía con otros hipsters. Allí leíamos el Another Magazine, hablábamos de Jack Kerouac o repasábamos la filmografía de David Lynch. Por supuesto no escuchaba nada que no hubiese visto en la web Pitchform Media. El problema  no fue que tanta intensidad me levantase dolor de cabeza, sino que dado mi naturaleza nerviosa con tanto café, a las 6 de la tarde yo ya me me colgaba de la lámpara.

Tuve que  hacerme con una cámara vintage, quería  una leyca  o una polaroid, pero mi presupuesto sólo daba para una relflex de segunda mano. Ahí me di cuenta que ser hípster es caro.También compré un iphone, y cuando mi amigo atacó diciendo que Apple era una oligopolio capitalista deshumanizado yo le distraje hablándole de una oscura banda indie.

Pero aún me quedaban más obstáculos que superar. Un día le dije a mi madre que en vez de el pote , sino le importaba hacer alcelgas macrobióticas con tofu,que además de ser más saludables eran más estéticas a la hora de subirlas a instagram. Mi madre zanjó el tema con un “Como nun te dejes de tonterías, doite que te ciego”.

Sin dejar que todo esto me desanimase decidí buscar un novio hispter, por eso de que dos que se acuestan juntos acaban siendo de la misma condición. Así encontré a un camisa cuadros barbudo maravilloso . Pero cual sería mi decepción cuando me enteré que era un barbudo auténtico, de los que gastaban barba desde los 18 ; cuando las féminas del mundo decíamos  aquello de "a pocos hombres les queda bien la barba”. Y no sólo eso, aparte es que encima era músico de verdad, y no sólo estaba suscrito al Jot Down ,sino que se lo leía de cabo a rabo . Vamos que por este lado no tenía nada que hacer.

Después de mucho dinero y dedicación  por fin la gente empezó a tacharme de hipster......Mientras yo por supuesto lo negaba( no hay nada más  mainestream que admitir serlo).
Pero resulta que ahora leo que el hipsterismo está muerto. Lo que viene pegando fuerte son los yukis, que son  una especie de hípster low cost. También  los twee ,que  buscan  el triunfo de la belleza , la perpetuidad de la infancia, el sexo sin porno y desprecian lo cool en favor del geek.



Mamá ,que duro es ser moderna………..

POR AMOR AL ARTE

Durante los 6 años que me pasé en la Universidad de Geografía e Historia de Oviedo estudiando Historia del Arte muchas veces tuve que escuchar la pregunta : ¿Y esa carrera para qué sirve?. También me encontré con alguna que otra abuela muy disgustada porque el nieto se había empecinado en estudiar Historia del Arte: “fíjate tu que pena, con las buenas notas que tiene , ya  podía estudiar algo útil”.

Por aquella época se creía que estudiaban historia del arte tres tipos básicos de personas: los perroflautas, los hijos de papá que ya tenían un futuro asegurado y querían tocar los huevos  en casa;  y las niñas bien que aspiraban a casarse con un Borjamari que las tuviera en casita ,con la única función de  explicar a las visitas el Miró que había en el salón.
Tengo que deciros, que yo , que no pertenezco a ninguno de  estos grupos , estudié historia del arte no solo por amor al arte, que también;  sino  porque, ilusa de mí, el primer día de clase me vendieron la moto de que esta carrera me serviría para ganarme la vida honradamente  en algún museo, editorial o institución cultural.



Cuando acabé la carrera , los agravios continuaron , y en las múltiples entrevistas que hice  ajenas al mundo del arte ; la pregunta seguía siendo parecida. El entrevistador me preguntaba receloso si yo había renunciado a trabajar “de lo mio”. Dejándome entrever que no tenía muy claro que era “ lo mio”.

Todo esto viene a colación  porque estos días vi una oferta de trabajo en Facebook,  de una empresa gijonesa, RECREA  para más señas,  en la que pide para tres de los museos que gestiona un becario en turismo o un técnico en información turística. Parece que el hecho de que unas plazas que deberían ser cubiertas por personal asalariado , sean cubiertas año tras año por un becario a nadie llama la atención porque no hay ningún comentario al respecto. El comentario que me deja estupefacta es el de una chica que ve muy “normal” que un licenciado en turismo se ocupe de un museo. Porque palabras textuales, “ seguro que en recrea hay un historiador ,que se ocupa de los múltiples museos que gestiona  y / o porque ya hizo previamente el trabajo antes de abrirlo”.Se ve que considera que es suficiente un solo historiador para los múltiples museos o  en su defecto,  uno que se pase por allí 4 días antes de que lo inauguren para dar cuatro directrices.

A esta chica le preguntaría si vería igual de normal que en vez de operarla un cirujano, lo hiciese un veterinario becario  o un técnico de laboratorio, por lo de ahorrar costes y tal.

Esto de ningunear  y despreciar a los humanistas  viene de lejos, no es fruto de la crisis. Y demuestra la clase de país que tenemos en la que la historia no se estudia y el arte se desprecia. Que se puede esperar  de un país en el que un niño de 14 años no sabe quién fue Franco  simplemente porque  la dictadura no entra en el temario. O un país en el en el que el porno grava el 4% de iva y la cultura el 21%.  Un país en el que un licenciado en historia del arte primero de su promoción tiene que emigrar ,porque si se queda en la marca España ,su futuro va a ser pasarse años intentando  arañar unas décimas en las oposiciones a secundaria, o haciendo de guía en viajes del INSERSO  en temporada alta.

Podíamos pensar que vivimos en una potencia económica  que lo mide todo en términos de rentabilidad y producción , como Alemania;  y que el arte y la cultura en general  son deficitarios .
Nada más lejos de la realidad. Todos sabemos que somos los últimos monos de Europa ; y la cultura, bien gestionada es productiva. Esto lo saben bien en   Alemania, donde  tienen  una de las mejores políticas de protección , conservación y difusión del patrimonio histórico cultural. Pero claro la Merkel es muchas cosas, menos tonta. Mientras que aquí Mariano es tonto, además de otras muchas cosas.

Y a todas esas abuelas disgustadas les diría algo. El  que un día será rey  de Gran Bretaña,el príncipe Enrique,  estudió Historia del arte. Esto ya es de por si un ejemplo bastante claro de la  valoración que hacen  del arte los españolitos de playa , paella  y toros ; y los hijos de la Gran Bretaña.


Un país que no recuerda su historia está condenado a repetirla y un país que no valora su patrimonio artístico está condenado a no tener identidad cultural. Para que esto no ocurra, niños y niñas, están los historiadores y los  historiadores del arte.