sábado, 21 de junio de 2014

VERANO






El verano es  el olor a hierba seca de mi niñez ,es garabatar y hacer montones ,  cazar renacuajos en la fuente del pueblo. El verano son las  picaduras de mosquitos ,  las ensaladillas rusas de mi madre y mi padre afilando la guadaña con la piedra.

El verano es  la playa  de San Lorenzo  con mis primas, las chanclas, los bañadores, las insolaciones, el olor a crema bronceadora, los bocadillos de jamón , las interminables dos horas de digestión y los helados con una bola de chicle en el fondo.

El verano son  esas  vacaciones con mi  novio en Ibiza o  en Cádiz  en las que pensé lo fácil que era a veces ser feliz ,son  las maletas, las discusiones tontas bajo un calor agobiante . Los atascos, las tapitas,  los guiris, los mojitos y las cañas en el chiringuito.

El verano son los amigos, las  fiestas de prau, los vestidos de tirantes, la sidra, ver salir el sol, las discotecas abarrotadas  y los conciertos al aire libre.

El verano son las excursiones al monte,  sudar, los pantalones cortos, el camping de  Valencia de Don Juan. Bañarte en la piscina de noche, hacer autostop, los ligues de una sola noche  y esa cazadora vaquera que tiene casi tantos años como yo.

El verano es dormir con la ventana abierta, andar descalza por casa, ir en mi corsa por la autopista escuchando música eléctrónica a todo volumen  con las ventanillas bajadas. El melón, los cafés con hielo, las reposiciones en la tele  y los libros; el verano son muchos libros.

El verano son las siestas, y planear lo que vas a hacer en el invierno , y ponerte nostálgica pensando en esos otros veranos que ya no volverán . El verano son las gafas de sol, los sombreros de rafia  y las diarreas.


Para mi el verano es ese pequeño  lapsus entre la primavera y el otoño, o incluso un kit kat entre un invierno  y el  otro. Unos escasos 2 meses de  sol, calor  y  tormentas  ;  un periodo de inusitada y  soporífera  calma, una estación al ralentí en la que si no logras ser feliz al menos todo adquiere ligereza. Un paréntesis para pensar en todo y  en nada a la vez, para dejarte llevar, un tiempo para soñar.



sábado, 14 de junio de 2014

EL HERMANO MUERTO






En 1963 Dalí pintó el Retrato de mi hermano muerto con la técnica de la antimateria, en la cual se encontraban una serie de puntos rojos y negros hechos con cerezas. Las cerezas negras forman el rostro del hermano ,mientras que las rojas el rostro del Salvador vivo. De esta manera el artista regresa a sus imágenes dobles, componiendo un retrato que no es solo de su hermano sino también de sí mismo. El pintor ubica en el lado derecho de la pintura a una serie de soldados, o conquistadores que empuñan lanzas y avanzan hacia el rostro del hermano muerto para ayudar al pintor a deshacerse de él. De entre la cabeza del retrato destacaba el pico y el ojo de un ave  que significa que el ave acecha el destino del hermano muerto.

Su hermano Salvador  murió a los 21 meses   de haber nacido a causa de una meningitis ,causando con esto que la familia tratara lo antes posible de sustituirlo a través del nuevo integrante de la familia, y con ello poniendo una gran carga sobre el artista.
Dalí comenzó  su vida heredando el nombre  del  hermano muerto  y rodeados de caricias, consentimientos  y una gran sobreprotección por parte de sus padres; en especial de la madre que veía en este hijo todas las expectativas que no puedo cumplir en su primogénito muerto.

Su padre,  un abogado de clase media , fue el que alentó las inquietudes artísticas  del joven Dalí. Cuando este contaba con cinco años llevó a Dalí a ver la tumba de su hermano y le dijo que él era su reencarnación, una idea que él llegó a creer. Muchos psicólogos  ven en este echo la causa primaria  de ese carácter narcisista, ególatra  y provocador ; y  por extensión  en el desarrollo del  método paranoico crítico en su pintura.
De su hermano , Dalí dijo: “Nos parecíamos como dos gotas de agua, pero dabamos reflejos diferentes…………Mi hermano era probablemente una primera visión de mí mismo, pero según una concepción demasiado absoluta”.

Hace poco empecé en un nuevo trabajo, y como suele ocurrir en muchas ocasiones mi puesto estaba ocupado anteriormente por otra chica. Aunque yo no llegué a  conocerla, parece ser que era extremadamente cariñosa y afectiva. Repartía besos y abrazos por doquier y era muy  cercana. Cuando hice la entrevista , mis ahora  jefes,  dejaron entrever que el perfil que buscaban era ni más ni menos que una copia de tal persona.

Todos los clientes  y compañeros me preguntan por ella, y cuando les digo que se ha ido y que yo soy su sustituta no pueden disimular una cara primero de decepción y después de resignación.
Como Dalí , tal vez yo  sea también  “ una edición de la compañera muerta”. Pienso en cuantas veces a lo largo de mi vida he tenido esta  extraña sensación de ser un borrador y en las inveitables comparaciones.

Comparaciones de nuestros padres con nuestros hermanos, de nuestros amigos con otros amigos,  de nuestras parejas con esa otra pareja que creyeron el amor ideal . O simplemente comparaciones entre  lo que  somos, lo que creemos ser  y lo que los demás creen que somos …….Es lógico acabar loco con tanta comparación, el problema es que pocas veces esa locura se convierte en genial como ocurrió con Dalí.

Yo ,como Dalí, también intento encontrar la grandeza a través de la expresión de mis temores y como el intento demostrar que no soy el hermano muerto.