viernes, 17 de octubre de 2014

ELHOMBREDETUVIDA

Llevo un tiempo intentando escribir sobre esto de estar enamorada intentando no caer en la cursilería ni pecar de simplona. Pero he llegado a la conclusión de que eso es literalmente imposible.

Porque  no hay que olvidar que esto que llaman amor, no es más que una alteración biológica que produce una reacción psicosomática , y  que deja al individuo en un estado psicológico perturbado.






Y así que quereis que os diga,  es muy difícil ser originalísima y casi imposible racional.

Después de decenas de citas que se podrían considerar deporte de alto riesgo, vicisitudes varias con el género opuesto e historias cuanto menos surrealistas que  iban camino  de convertirme en una dramaqueen ,ha aparecido el hombre de mi vida. Así, en mayúsculas. Cuando menos lo esperaba. Dos calles más abajo.

Es evidente que con tanto cuento infantil de príncipes azules montados a caballo que acuden a rescatar a la princesa, mi subconsciente se había hecho una imagen preconcebida. Pero resultó que  mi príncipe ni lleva mallas (a no ser que contemos las de escalar), ni vino en un negro corcel ( a no ser el turismo negro de su propiedad), ni me salvó de nada (porque según creces te das cuenta que tu misma eres el problema y la solución).

Tampoco nuestra historia fue como la de  Romeo y Julieta. Seamos realistas: ¿quien quiere una historia que duró 6 días y causó 5 muertos?. Nos conocimos , nos gustamos , hablamos de ir poco a poco y ya nunca más nos separamos. Tan sencillo y tan difícil a la vez. Tan único y tan manido. Un acontecimiento que por repetirse desde el principio de los tiempos no deja de ser algo milagroso.

No hicieron falta interminables charlas para dilucidar que eramos, ni sacar todas mis armas de mujer para atraparle en mis redes , ni jugar al juego del tira y afloja en el  que gana el que logra mantener la cuerda tensa. Simplemente pasó a hablar “de ti y de mi” a hablar de “nosotros”. Con la sencillez de un niño ,con la valentía de un hombre.

No me prometió la luna, sólo me enseñó a verla con otros ojos. La mayor declaración de amor fue cuando yo dije, medio en serio medio en broma ; que si nuestros niños heredaban mi pelo rebelde y el suyo indómito sufrirían mucho en el colegio. A lo que el simplemente respondió: no importa, les ponemos gorro. Ahí le entregué mi corazoncito, porque a mi  siempre me gustó la sencillez bien entendida  y   aquel que consigue desdramatizar esta broma pesada que llamamos vida. Dos personas que se hacen reir mutuamente lo merecen todo.....y en eso estamos.

Hago todas esas cosas que hace todo aquella que quiere , a saber: quedarme embobada mirándolo, saber lo que piensa  antes de que lo diga, sentir deseos irrefrenables de verlo  aunque hayan pasado 2 horas desde que se marchó;  y morirme de miedo cada vez que digo o escucho un “te quiero”.

Junto a él me siento invencible : como Superman con la criptonita, como Obelix con la poción mágica, como Batman con el batmovil . Y por ahora solo veo un inconveniente a este estado de felicidad permanente….. ¡el hecho de que voy a tener que cambiar el nombre a mi blog!.

Esta entrada esta dedicada a  todos aquellos  que estan a punto de tirar la toalla en la ardua tarea de encontrar a la M-U-J-E-R  o al H-O-M-B-R-E   D-E-T-U-V-I-D-A . ¡Ánimo! Al fin y al cabo el amor consiste en encontrar otra  persona con un transtorno emocional compatible con el tuyo. Yo ya la he encontrado.