En 1963 Dalí
pintó el Retrato de mi hermano muerto
con la técnica de la antimateria, en la cual se encontraban una serie de puntos
rojos y negros hechos con cerezas. Las cerezas negras forman el rostro del
hermano ,mientras que las rojas el rostro del Salvador vivo. De esta manera el
artista regresa a sus imágenes dobles, componiendo un retrato que no es solo de
su hermano sino también de sí mismo. El pintor ubica en el lado derecho de la
pintura a una serie de soldados, o conquistadores que empuñan lanzas y avanzan
hacia el rostro del hermano muerto para ayudar al pintor a deshacerse de él. De
entre la cabeza del retrato destacaba el pico y el ojo de un ave que significa que el ave acecha el destino del
hermano muerto.
Su hermano
Salvador murió a los 21 meses de
haber nacido a causa de una meningitis ,causando con esto que la familia
tratara lo antes posible de sustituirlo a través del nuevo integrante de la
familia, y con ello poniendo una gran carga sobre el artista.
Dalí comenzó su vida heredando el nombre del hermano muerto y rodeados de caricias, consentimientos y una gran sobreprotección por parte de sus
padres; en especial de la madre que veía en este hijo todas las expectativas
que no puedo cumplir en su primogénito muerto.
Su padre, un abogado de clase media , fue el que alentó
las inquietudes artísticas del joven Dalí.
Cuando este contaba con cinco años llevó a Dalí a ver la tumba de su hermano y
le dijo que él era su reencarnación, una idea que él llegó a creer. Muchos
psicólogos ven en este echo la causa
primaria de ese carácter narcisista,
ególatra y provocador ; y por extensión en el desarrollo del método paranoico crítico en su pintura.
De su
hermano , Dalí dijo: “Nos parecíamos como dos gotas de agua, pero dabamos
reflejos diferentes…………Mi hermano era probablemente una primera visión de mí
mismo, pero según una concepción demasiado absoluta”.
Hace poco
empecé en un nuevo trabajo, y como suele ocurrir en muchas ocasiones mi puesto
estaba ocupado anteriormente por otra chica. Aunque yo no llegué a conocerla, parece ser que era extremadamente
cariñosa y afectiva. Repartía besos y abrazos por doquier y era muy cercana. Cuando hice la entrevista , mis ahora
jefes, dejaron entrever que el perfil que buscaban
era ni más ni menos que una copia de tal persona.
Todos los
clientes y compañeros me preguntan por
ella, y cuando les digo que se ha ido y que yo soy su sustituta no pueden
disimular una cara primero de decepción y después de resignación.
Como Dalí ,
tal vez yo sea también “ una edición de la compañera muerta”. Pienso
en cuantas veces a lo largo de mi vida he tenido esta extraña sensación de ser un borrador y en las
inveitables comparaciones.
Comparaciones
de nuestros padres con nuestros hermanos, de nuestros amigos con otros amigos, de nuestras parejas con esa otra pareja que creyeron
el amor ideal . O simplemente comparaciones entre lo que
somos, lo que creemos ser y lo
que los demás creen que somos …….Es lógico acabar loco con tanta comparación,
el problema es que pocas veces esa locura se convierte en genial como ocurrió
con Dalí.
Yo ,como
Dalí, también intento encontrar la grandeza a través de la expresión de mis
temores y como el intento demostrar que no soy el hermano muerto.
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