Si caemos en las comparaciones simplonas, el título no es desacertado porque todos sabemos que el amor y la guerra se parecen; y que cuando te enamoras desembarcas con todas las tropas. Aún a riesgo de que la batalla acabe en sangría.
Vaya previsible pensaréis... lo original sería que hablase de la teoría de cuerdas. Puede ser, pero a ver si pensabais que un año que me pilla a mi San Valentín enamorada hasta las trancas, iba yo a dejar pasar la oportunidad. Además, como decía aquel... el blog es mío y me lo follo cuando quiero.
A estas alturas sé que estáis hartos de cosas en forma de corazón: bombones, peluches, cajas, tarjetas e incluso corazones con aún más forma de corazón que de costumbre.
San Valentín era un sacerdote que, hacia el siglo III, ejercía en Roma en época del emperador Claudio II. Este decidió prohibir la celebración de matrimonios para los jóvenes, porque en su opinión los solteros sin familia eran mejores soldados, ya que tenían menos ataduras. El sacerdote consideró que el decreto era injusto y desafió al emperador celebrando en secreto matrimonios para jóvenes enamorados.
Hace poco leía una entrevista de Enrique Rojas, autor del libro "El amor: la gran oportunidad". En la entrevista el doctor Rojas dice que hay una epidemia de rupturas porque el amor hace falta trabajarlo.
Con mi fama de Mata Hari y varias relaciones fracasadas a mi espalda, no puedo evitar que una luz roja de alarma se encienda en mi cabeza. Porque yo sé por experiencia que todo aquello que primero te parece encantador de la otra persona, luego logra sacarte de tus casillas. Que los sentimientos, de tanto usarlos se acaban gastando, y que la convivencia puede ser como una trampa de costumbre y cotidianeidad que como poco me da pavor.
A modo de nota mental, me recuerdo que entonces será cuando tendré que mantener la cabeza fría y como dice el doctor Rojas, recordar todo lo que admiro de él y que hemos sido capaces de construir un proyecto de vida en común. Casi ná.
Pero por ahora simplemente me dejo llevar por el sentimiento y por la vorágine de San Valentín. Y tengo que contenerme para no ir a la cocina a hacer una tarta en forma de corazón. Y le rezo a ese Dios en el que no creo, que por favor tenga muchos San Valentines más. Qué queréis que os diga, estoy en ese momento en el que si me miran así y me piden que mate a alguien, no os digo que lo haga; pero al menos durante 5 min me lo pienso.
A fin de cuentas San Valentín no sólo es el día de los enamorados, es el día de "loqueyomasquiero", y "loquetumasquieres" puede ser tu perro, tu madre o tu amiga del alma. Como tampoco es que estemos tan sobrados de amor últimamente, y por ahora no nos lo privatizaron, que coño... Celebrémoslo!
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