Empecé a correr por un hombre. A decir verdad, y aunque se me echen
encima las feministas; literalmente empecé a correr detrás de un hombre. Teníais
que haberme visto: estaba el hombre, un monte, y a 3 metros yo con la lengua fuera cual
soltera desesperada intentando alcanzar a su última oportunidad.
Corrí porque nunca pensé que pudiese hacerlo. Aún hoy durante
los primeros 50 metros pienso que no voy a llegar allí donde me propuse llegar
antes de salir de casa.Y ese pensamiento es el que me impulsa a apretar los dientes, agachar la cabeza y embestir
Yo corría en una cinta de gimnasio cuan ratoncito en una prueba de
esfuerzo, ahora corro una especie de circuito que repito un día y otro.
Probablemente siga siendo un ratón en una jaula más grande. Sea como sea ya no
siento ese agobio que sentía en esa cinta , sino que me siento libre. Claro que
es una sensación de libertad ficticia ,
pero me hace sentir bien…… y hace tiempo que dejé de cuestionarme lo que me
sienta bien porquesi.
Como Laura Ferrero (www.lauraferrero.com)
corro para pensar en todo y no solucionar nada. Algo parecido me pasaba cuando
nadaba.
Corro sin saber si soy supinadora o pronadora. Corro con los primeros
playeros que me regalaron. Corro sin ninguna app que me permita medir distancia,
ritmo, calorías, rutas y altimetría .Corro para limpiar la cabeza y ensuciar la
piel. Corro porque necesito agotarme. Corro
un poco como vivo, a trompicones.
Corro con la música de bershka, cuanto más bershka mejor ;porque la
música machacona me ayuda a alcanzar esa especie de nirvana en la que dejo de oír
a mi rodilla artrítica y sólo escucho mi
respiración.
Hasta que no leí un artículo de Leila Guerrero no supe que corría porque
escribía. O tal vez escribo porque corro. Ninguna de las dos lo tenemos claro.
Lo que si sabemos a ciencia cierta es
que para las dos es igual de vital e infructuoso. Cuando escribo pienso en
correr . Y cuando corro pienso en escribir. Así de simple.
Aunque si alguien sabe de escribir, vivir y correr ese es Murakami. Ese escritor japonés con cara de buena persona , que todo hípster
que se precie de serlo considera su autor de cabecera ; y que un buen día decidió dejar su bar de jazz y
dedicarse en exclusividad a correr maratones y escribir . En su libro De que hablo cuando hablo de correr lo
explica claramente: "Ir consumiéndose a uno mismo, con cierta
eficiencia y dentro de las limitaciones que nos han sido impuestas a cada uno,
es la esencia del correr y, al mismo tiempo, una metáfora del vivir (y, para
mí, también del escribir)".
Dice el guardianentrelcenteno que corre para dejar atrás a personas y
cosas. Yo creo que todos corremos por el mismo motivo: para dejar atrás uno y
alcanzar otro.Y es durante ese proceso que tenemos la ilusión de llegar a
lograrlo. Claro que no lo conseguimos ,
pero el esfuerzo nos vacía de todo lo que nos sobra para volver a intentarlo.
En definitiva corro porque para correr sólo necesitas eso, correr.
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